...change...El mundo está cambiando, y últimamente lo hace a un ritmo muy rápido, mayor que cualquiera antes conocido. A varios cambios sociales que ya se venían produciendo, todo lo «digital» está sirviendo de acelerador de grandes transformaciones en el comportamiento humano, lo que se está traduciendo en cambios en las formas de consumo, en las formas de producción y como no, en el trabajo.

Los empleos más demandados en 2014 no existían hace 15 años y profesiones que no conocíamos están tomando relevancia hasta en industrias que jamás imaginamos (¿Responsable de Redes Sociales en un banco?, venga ya!!).

Todo este cambio en el mundo laboral debe ser absorbido por trabajadores y empleadores, por aquellos que quieren ingresar en el mercado laboral y por aquellos que deciden ser emprendedores. Quedarse sentado reclamando que los tiempos pasados eran mejores no es solución, es más ni siquiera es una opción. Y esto va por empresas y empleados. Yo he oído a «empresas» que reclaman que «es que antes los becarios venían y se metían aquí 12 horas y los de ahora no«; pero no se dan cuenta de que ahora las oportunidades para los becarios de seguir o crecer son casi cero. «Es que a mi me gustaría hacer mi carrera en la empresa como mi padre» dice alguien que entra en la empresa por primera vez y no se da cuenta de que la carrera exige movilidad y flexibilidad, para cambiar de puesto, de empresa, de ciudad e incluso de país.

Como hemos señalado anteriormente, el cambio no sólo se produce por la aparición del «trabajo del conocimiento», es más, su nacimiento es consecuencia de la propia evolución y cambio de la sociedad; sino que provienen de muchos otros cambios sociales, culturales, económicos: desde el ingreso de la mujer al mercado laboral; la necesidad de tener dos salarios para conseguir tener una casa en propiedad; la aparición de Internet como modo de relación humana; la misma globalidad del mundo… Todo esto son factores que modifican el trabajo y un montón de aspectos relacionados con el mismo.

Cambios en la Organización de las empresas: Señalábamos en un artículo previo las estructuras menos piramidales, más planas; o los modelos organizativos con menos niveles de jerarquía, como la holacracia; o modelos de redes productivas.

Cambios en las formas de trabajo: Que incluyen temas como los horarios y las posibilidades del teletrabajo que permiten tener la misma o mayo productividad sin salir de casa. Esfuerzos que buscan mejorar la conciliación entre la vida personal y laboral. O los nuevos modelos de oficina más abiertas fomentando la colaboración y esa menor jerarquía; e incluso de las herramientas de trabajo, que ya empiezan a dejar el e-mail atrás sustituyéndolo por herramientas colaborativas (Sharepoint, Trello y otras muchas de las que vamos a oír hablar mucho en el futuro).

Cambios en las competencias útiles y necesarias: Como en todo proceso de cambio esto es muy relevante. Lo que ayer era primordial en un trabajador hoy ya no lo es y mucha gente puede quedarse descolgada por el camino, lo cual puede tener consecuencias muy duras, como señala Jordi Serrano (@jserranop) en su artículo «¿Un futuro del trabajo apto para todos?». Esto no es nuevo, ojo, recordemos lo que aprendimos en la Revolución industrial. Además de las implicaciones que puede tener esto en el modelo formativo de escuelas y Universidades. ¿Será necesario seguir aprendiendo de memoria esos libros de derecho civil o una vez que ya son de fácil acceso digital podremos entender cual es el racional que hay detrás de ellos?

Cambios en la formación: Ahora mismo, formarse está al alcance de cada uno y de forma gratuita o casi. ¿Imaginábamos a las grandes Universidades mundiales poniendo cursos a disposición de todo el mundo a coste cero para el alumno? Y sin irse tan lejos, posibilidades de formación a través de blogs y manuales (algunos hasta en video) diseminados en la red. Ya no vale eso de decir «Mi empresa nunca me ha dado un curso de Excel»… Y no digamos ya de habilidades soft o la posibilidad de leer sobre un tema con aproximaciones desde todos los puntos de vista. Eso sí, la capacidad de discernir y de diferenciar el «buen material» del malo es necesaria por mucho que mejoren los algoritmos de búsqueda de Google.

Cambios en las estructuras salariales y los modelos de retribución. Esto si que está del lado de las empresas y posiblemente no haya avanzado todo lo que es necesario. Y vuelvo a recordar el artículo de @jmbolivar sobre la compensación en el trabajo del conocimiento que tan claramente lo explica.

Cambios en los valores de los empleados. Que tienen otras preocupaciones e intereses. Ahora el modelo de «tiburón financiero» que tanto triunfaba en lo tiempos de la película de wall street ha cambiado, o mejor dicho se ha hundido. Señalaba un ponente en una sesión de formación que tuvimos hace ya unos años, que en el MBA de su Escuela de Negocios había gente que se había apuntado para dirigir departamentos y unidades de ONGs y que ni siquiera los profesores estaban preparados para ese cambio. La conciliación es una de las condiciones más valoradas por los nuevos profesionales.

Cambios en las estrategias: Las empresas, en su deseo de captar y mantener el talento, buscan ser «El lugar preferido para trabajar» incluso en momentos donde las tasas de paro hacen que encontrar titulados de extraordinaria valía a precio mínimo sea muy sencillo y deben desarrollar el «Employer Branding». Los empleados o buscadores de empleo deben diferenciarse del resto, en su deseo por crecer o encontrar trabajo, deben manejar su «Personal Branding».

En resumen, un mundo en cambio constante que exige a todos un esfuerzo de adaptación continuo y una lucha por conseguir mejorar el bienestar de todos.

Os dejo con un vídeo que me gusta para acabar con esta exposición.