Este artículo llega a mi mente como consecuencia de la lectura del artículo de Ruben Alzona (@marladif) sobre lo sobrevalorado que está «hacer» las cosas. Acaba con una frase que dice: «si hacer es la leche, saber lo que hacemos es la releche». Y me dije… es verdad, mira que hay peña que pide cosas sin tener ni idea de que están pidiendo. Vaya ganas de hacernos perder el tiempo a los demás.
Y por estas cosas que tiene nuestro cerebro mis pensamientos quisieron llegar a esos grupos de personas que afectan negativamente a nuestro trabajo diario (reduciendo nuestra productividad) y a nuestra carrera profesional porque reducen nuestros niveles de motivación. He clasificado de momento cinco tipos de personas: las tres primeras afectan en el día a día y las dos últimas afectan a largo plazo. Seguramente no estarán todas las que son, pero si son todos los que están:
- Las que piensan sin hacer
- Las que hacen sin pensar
- Las que interrumpen a todas horas
- Las que están de vuelta de todo
- Las que alcanzan la categoría de tóxicas.
Las personas que piensan sin hacer.
Vamos a empezar por hacer un poco de autocrítica. Mi yo improductivo muchas veces llega cuando adopto esta figura. Cuando planificamos hasta la extenuación. Cuando todo tiene que estar perfectamente planificado hasta el último milímetro para empezar. Cuando procrastinamos por seguir planificando. Claro que… yo era jugador (malo) de ajedrez y uno anticipaba diez movimientos del rival. Y siempre acababa apurado con el tiempo… Y como segunda excusa pondré que es que a mi me parece que en los proyectos en dos fases, en este país, nunca dejan la fase uno. Aunque seguro que algo está cambiando. Si tienen alguien a su cargo puede que vivan demasiado tranquilos. En resumen, nos volvemos muy estrategas y nos da miedo empezar por meter la pata y así no hay forma de avanzar.
Las personas que hacen sin pensar.
Más que ejecutivas son ejecutoras. Tienen un millón de cosas para hacer aunque no saben muy bien a donde quieren llegar. Son la contraposición a las anteriores. Estas personas parten sin un destino prefijado, se echan a la mar y venga, lo que tenga que ser será. A mitad de camino igual se dan cuenta de que han hecho 30 kilómetros de más en sentido contrario… pues da igual, que algo habremos aprendido. Media vuelta y tira. Van tachando en su lista de tareas a una velocidad brutal, aunque con una efectividad pendiente de analizar. Para que distinguir urgente de importante, lo hacemos todo y nos dejamos de leches. Si tienen alguien a su cargo van con la lengua fuera y pueden estar quemados ante los cambios de rumbo. En resumen, esa frase de «No hay nada más peligroso que un tonto con iniciativa».
Las que interrumpen a todas horas.
Los dos tipos de personas anteriores afectan a tu productividad cuando están en tu equipo de trabajo o cuando tienes que trabajar con ellas. Pero existe en tipo de persona en e trabajo que da igual si es del equipo, que si no, si tiene relación contigo a que no lo tenga. «El pesao». Es el del «¿tienes un minuto?» y te quita dos horas; el que entra a contarte batallitas (desde las 60 primeras páginas del marca hasta los últimos movimientos corporativos de la empresa… de la tuya y los 20 mayores competidores) cuando estás enfrascado en tu momento más productivo del día. El que no entiende que «NO», no tienes un minuto. El estratega es capaz de convertirse en uno de estos cuando el no está en modo pensamiento profundo. El ejecutor… como te necesite te va a cortar aunque estés reunido con el presidente de la empresa porque su trabajo es lo primero. En resumen, «un pesao».
Los que ya están de vuelta de todo.
Este es un grupo que me gusta, al que le tengo cariño, por una persona en concreto que me acogió en mis primeras prácticas. Llevan ya currando unos cuantos años. La empresa no los ha tenido en cuenta a la hora de ascender en la escala por los motivos que sean y ya se han dado cuenta de que están para hacer lo que saben o lo que la empresa necesita, aplauden cobrar a fin de mes y se dejan llevar. No son tan tóxicos como el grupo que sigue, pero si tienes ideas para mejorar te van a hundir porque ellos casi inventan el facebook dentro de tu empresa pero no les hicieron caso. Tienen una parte positiva y es que son experimentados y más sabe el diablo por viejo que por diablo; y al fin y al cabo… muchos de ellos quisieron avanzar realmente pero no lo consiguieron.
Los que ya se convierten en tóxicos.
Hay un grupo de personas que saben que son objetivo de una conspiración mundial contra ellos. Si tienen trabajo porque curran más que nadie; si no lo tienen porque no se cuenta con ellos. Si están expuestos en su posición porque lo están, si no, porque no son relevantes. Si A, porque A, si B porque B y así hasta Z, con mayúsculas y minúsculas y todos los símbolos del código ASCII. No han contestado «Bien» a la pregunta «¿Como estás?» en los últimos diez años. Y siempre van a mostrar lo jodido que está todo y lo injusto que es el mundo con ellos. Interrumpen para explicarte la conspiración mundial que hay en su contra y como toda la empresa está equivocada. De estos es casi mejor huir, pero sin casi. Te van a poner la cabeza como un bombo y reducen tu motivación de forma escandalosa como te dejes atrapar en sus redes.
¿Habéis conocido a estos tipos de personas? ¿Los habéis sufrido? ¿Quienes faltan en esta clasificación?