Fin de semana repleto de actividades familiares y primeros días de vacaciones en el colegio y se empieza a notar como se reduce el tiempo para escribir. Así que en vez de meterme con una idea compleja que me ronda por la cabeza me voy a intentar recordar un curso que hace ya algún tiempo tuvimos en el banco. Como dar feedback en el trabajo… en principio a empleados, pero sirve lo mismo para compañeros. A los que lo cursaron conmigo supongo que les sonarán muchas de las siguientes historias.
Rotulador rojo y rotulador verde.
Me gustan los cursos de «habilidades soft», reconozco que son muy útiles, al menos para mí y que por mucho que leas libros e intentes aprender sobre el tema, el ejemplo práctico y la posterior aplicación en el puesto ayuda. El primer caso que nos mostró el formador (y prometo que pondría su twitter aquí, pero es que creo recordar que no es activo en redes sociales) nos mostraba a un sujeto de un hospital y su situación laboral. ¿Como nos enfrentaríamos al tema?
Brutal. Tres grupos, 15 personas. Directivos intermedios con mayor o menor experiencia dirigiendo equipos… Tres puestas en público de las conclusiones. Y ni una sola vez el «tutor» utilizó el bolígrafo verde, que era para indicar las cosas buenas. Y sin embargo llenó el rotafolio de frases en rojo. Como le caían collejas al pobre empleado… Y lo mejor de todo (o lo peor de todo mejor dicho) es que cuando volvías a leer el enunciado nadie te pedía que hicieras sangre, si hasta era para darle la enhorabuena al empleado por algunas cosas… El único consuelo que nos quedó es que todos los grupos caíamos en lo mismo y acabaron comparándonos con moscas… que no saben más que pararse a rebuscar en la mierda sin querer darse cuenta de las cosas buenas que hay por ahí.
Conclusión: El feedback ha de tener un lado positivo y no sólo negativo.
La teoría de la hamburguesa y la mala praxis de la empresa española.
La sesión fue avanzando a lo largo de la mañana y acabamos llegando al momento en que todos acabamos reconociendo que conocemos la teoría de la hamburguesa. Buena noticia, mala noticia, buena noticia. No acabo de entender yo porqué el pan son las buenas noticias y la hamburguesa la mala, cuando a mi me parece justo al contrario pero… no entraremos en la metáfora.
Lamentablemente todos reconocíamos el modelo de dar noticias, normalmente ligados a evaluaciones del desempeño, donde cuando te dan una buena noticia todos estábamos esperando el «pero…».Y este es el momento de mayor reflexión de todo el curso. ¿Realmente sólo damos noticias buenas ligados a malas? ¿Realmente el feedback lo ligamos a procesos oficiales de evaluación? ¿Y si hubiera que comunicar malas noticias esperaríamos hasta la evaluación? ¿Estamos seguros? Nuevamente hubo una buena noticia… esto sucede en todas las empresas españolas. Mal de muchos consuelo de tontos.
Conclusión: Debemos encontrar momentos para dar las buenas noticias y que estas vengan solas.
Si ponemos el ventilador para esparcir mierda…
Por suerte, en este mundo uno ha podido ver malas prácticas pero también prácticas muy buenas y es de estas de las que tenemos que aprender continuamente. Y recordé yo el mail que recibí de un jefe, copiando a todo el departamento, donde se veía la conversación con el número dos de la entidad donde trabajaba y se alababa mi trabajo. Todavía lo tengo guardado e impreso, y he de reconocer que en mi año y medio con aquél equipo no fue el único que llegó al Departamento.
Reconozcámoslo, en cuanto no nos responden a un correo, en cuanto vemos medio problema… entonces no tenemos ningún problema en añadir a peña en el campo de «Copia» del correo electrónico. Seguro que si ve que van copiados los jefes entonces se pone las pilas. Pero… ¿a que nunca nos habíamos parado a pensar en que bueno sería hacer lo mismo para los temas positivos?
Conclusión: Las buenas noticias solas y con copia hacia los niveles superiores. Y os prometo que este es muy sencillo de poner en marcha.
El feedback continuo y menos formal
Y ya para finalizar yo puse mi propio grano de arena, quizás para saber si aquello era una buena práctica o si estaba metiendo la pata hasta el fondo. En mis años de trabajo siempre he dicho que si el día en que me comunican la evaluación del desempeño, si ese día mi jefe me dice algo nuevo, o si mi nota me sorprende o si el jefe muestra conmigo un disgusto desconocido para mí… es que tenemos problemas de comunicación como la pareja de Pimpinela.
En mi opinión, el feedback debe ser continuo, tanto el positivo como el negativo. Debe ser un no parar. Si las cosas están mal porque algo tendremos que hacer para cambiarlas, si las cosas van bien, porque como los niños pequeños el refuerzo positivo es importante y nos pone las pilas.
Pero esto no implica pasar al despacho, sentarnos a cada lado de la mesa y analizar una matriz DAFO del comportamiento semanal. La máquina del café es un lugar perfecto para comunicar a alguien que hay que poner más rasmia en el trabajo, que hay que cuidar el dato y evitar los errores o que ha llegado un correo donde nos hacen la ola por nuestro último trabajo. Y reconocer en una frase o en un momento determinado algo con el mínimo premio que podamos dar, es una gran recompensa.
«Ea, con los dos comentarios que has hecho ya te has ganado el día, puedes irte a casa en cuanto quieras» ¿Os lo imagináis? Pues no es un sueño, es una realidad.
¿Y vosotros? ¿Como practicáis el feedback? ¿O como lo sufrís? ¿Os han dado la enhorabuena por vuestro trabajo? ¿Delante del resto? ¿O hasta que no llega la evaluación… nada de nada?