Hace unos días tuve la oportunidad de volver (por tercer año consecutivo y espero que queden muchos más) al Máster en Banca y Mercados Financieros de la Universidad de Cantabria, Fundación UCEIF y Banco Santander y que se imparte en el emblemático edificio de El Solaruco en Santander. El mismo Máster por el que yo pasé, como alumno, hace ya quince años (y parece que fue ayer). Voy a dar una charla sobre Banca Multicanal muy enfocada en la digitalización. De hecho, las dos primeras partes hablan de la digitalización del mundo y como afecta a las empresas en su relación con los clientes; y las dos últimas se centran mucho más en la parte bancaria.

Como este no es un blog de banca me voy a quedar con las dos primeras partes, las que hablan del impacto de la digitalización en el mundo y en general en las empresas; y voy a derivar la conversación hacia las consecuencias que estos cambios están teniendo en el interior de la empresa que dejaremos para más adelante.

La Revolución de Internet… 

Recuerdo que hace 25 años no sabíamos que era Internet. Yo inicié la carrera de Económicas en 1994; y en tercero tomé como asignatura opcional «Informática de Gestión» (espero que esto ya lo hayan cambiado y sean obligatorios varios créditos en todas las carreras). Ni una palabra de Internet, ni www, ni email ni nada de nada. Y eso que yo era un avanzado y me conectaba en casa a las BBS con un modem de 28.800 baudios (por si alguien quiere mirar la fórmula de conversión a las velocidades actuales…) Los ritmos de crecimiento han hecho que en 25 años media humanidad esté conectada y que hayamos tenido que recalcular ciertas cosas inimaginables (el sistema de direccionamiento IPv4 pasó al IPv6 porque se acababan las direcciones y hasta YouTube tuvo que modificar su conteo de visitas a los vídeos porque el baile del Gangnam Style «petó» su contador). 

La segunda revolución, y la más relevante… el móvil

Internet ha cambiado nuestra forma de vivir, por supuesto. Pero si algo ha cambiado el mundo en los últimos años ha sido el móvil y más concretamente el smartphone. Y ojo… porque el evento de presentación por Steve Jobs del iPhone, el primero de todos, acaba de cumplir la friolera cifra de 9 AÑOS… Es cierto que ya existían las blackberry, pero una cosa era el e-mail de la empresa en el teléfono y otra cosa es «un ipod, un teléfono y un aparato para navegar en Internet… en un sólo dispositivo». Más o menos estas son las palabras de Jobs cuando el auditorio se «derrumba».

Dice alguna consultora que «Miramos el móvil unas 150 veces al día«… y eso sin estar enamorados (esto ya es cosecha propia, no de la consultora). Dicen (y yo lo he comprobado) que nos podemos olvidar de la cartera en casa que no volvemos a por ella, pero si se nos olvida el móvil… Y recuerdo como muy gráficamente un Directivo del Banco nos demostraba como había cambiado sus viajes (y su vida) la aparición del móvil, mostrando todo lo que en este momento llevamos en un móvil y antes ocupaba sitio: libros, música, la tarjeta de embarque, el GPS, la cámara de fotos, la de vídeo, la grabadora de voz, el despertador, los mapas, el GPS, etc etc etc… ah, si, que se me olvidaba, y el teléfono, que antes ni se podía llevar.

Los dos elementos clave: Globalidad Etaria y Velocidad

Las que hemos visto son las dos innovaciones que permiten cambiar el mundo. Internet que permite la conexión mundial, el acceso a toda la información que queramos tener; y la oportunidad de crearla (se dice que el 90% de la información existente fue creada sólo en los últimos dos años) . El móvil permite el acceso en cualquier momento y cualquier lugar a dicha información. Pero sin duda alguna hay dos características que, en mi opinión, marcan las consecuencias de esta revolución: la globalidad, no tanto la geográfica sino la etaria; y la velocidad de su adopción.

En algún momento de esta revolución ha habido un concepto que ha tomado un importancia brutal: la experiencia de usuario (User Experience en Inglés o UX con el acrónimo que se utiliza). Si las ventanas supusieron un cambio frente al Ms-DOS y las líneas de comandos; programar los dispositivos «a prueba de Diputados» (expresión que utilizaba un jefe mío que no era de este país pero que era muy importable) ha sido vital. Ver a personas por encima de los ochenta años utilizando perfectamente los tablets o uniéndose a conversaciones de whatsapp ha sido uno de los grandes puntos de este cambio. ¿Alguien recuerda como eran los primeros kits de conexión a Internet? ¿Os acordáis del CD, el cambio de las IPs a mano, etc etc…? Ahora todo es «plug and play» y las aplicaciones necesitan una experiencia de usuario óptima para no verse abochornadas en los mercados de aplicaciones.

Estas dos imágenes se han convertido en un recurrente a la hora de hablar del cambio de la sociedad en torno a la tecnología. Y resultan más llamativas por el lugar donde se producen. Ambas muestran el momento de espera de la elección del Papa. Con una diferencia de 8 años y en un segmento de población que quizás no pensaríamos a priori que puede ser facilitador de los cambios. Esta imagen engloba los dos conceptos: todo el mundo está envuelto en la revolución; una revolución que se ha producido en un corto espacio de tiempo. Y como hemos hecho que la tecnología sea algo más en nuestra vida.

Ojo, no estoy diciendo que todo lo que está trayendo la tecnología sea positivo y maravilloso. De hecho ya hay muchas voces que están clamando contra la excesiva dependencia del móvil. Cierto que aunque muchos pedimos wi-fi en el hotel; existen casas rurales cuyo reclamo es justo todo el contrario… te permitimos vivir desconectado. Y es que cada vez es más común vivir adicciones al móvil y a los dispositivos electrónicos que nos rodean, como muestra Steve Cutts en varias de sus ilustraciones. 

El impacto en las empresas.

El caso es que, queramos o no, estas revoluciones han tenido un gran impacto en las personas, en su vida diaria y en su comportamiento como consumidores, lo cual ha revertido en un gran impacto en el mundo empresarial. Señalo en mi charla que fruto del cambio y de la velocidad podemos ver:

empresas capaz de nacer, ser líderes mundiales y morir en periodos de menos de veinte años. Ejemplos como Nokia, que pasó de ser un aserradero a fabricar móviles y a ser engullida por Microsoft; o la ya mencionada Blackberry que revolucionó el mercado con su e-mail en el teléfono y posteriormente con su messenger gratuito…
– aparición de nuevos grandes players a nivel mundial, google o amazon o incuso facebook… y aparición de nuevas empesas que alcanzan una fama mundial en un periodo muy corto de tiempo (ejemplos como GoPro en el mundo tecnológico o el de las gafas de sol Hawkers de quienes ya hablé en otro post sobre digitlización).
– fruto de toda la innovación podemos ver que las profesiones más demandadas en los últimos años no existían hace 10 o 15. Community managers, web analytics, data scientists… «Yo, cuando sea mayor, quiero ser algo que no existe ahora» debería ser la respuesta de los más pequeños. 


Pero sobre todo y en general, a lo que hemos asistido es a grandes cambios en muchas industrias y sectores completos, ya sea por la aparición de nuevas formas de negocio o innovaciones a la hora de hacer dichos negocios. 
– Por ejemplo ahora tenemos líneas aéreas de bajo coste, pero tanto en esas como en las tradicionales la forma de coger un avión ha cambiado una barbaridad. 
– Las agencias de viajes tienen un papel totalmente diferente y muchas veces se van hacia una especialización brutal, una vez que todo el mundo compra los billetes por Internet y vive de las recomendaciones de trypadvisor.
– Las tiendas de discos y los videoclubs han desaparecido (bueno, no del todo, que el otro día paseando por el Escorial le pude explicar a mi hijo de seis años que antes no descargábamos las películas sino que las alquilábamos… y un poco antes hasta las rebobinábamos.
– Y eso cuando no hablamos de nuevos negocios que muchas veces aparecen por el mayor poder de los individuos y que suponen cambios estructurales en ciertas industrias: como pueden ser el caso de Bla Bla Company, AirBNB o el controvertido caso de Uber. 

Resumiendo.

El mundo ha cambiado… está cambiando. Mucho y muy rápido. Y muchas empresas han tenido que cambiar para sobrevivir y poder competir en un mundo con otras nuevas empresas y nuevas formas de consumo. Y si este es el cambio que podemos ver hacia el exterior… podemos imaginar que estos cambios han afectado y mucho hacia adentro.

Que hoy en día convivan en una misma empresa millenials, generaciones y, generaciones x, baby boomers y generaciones anteriores supone un gran cruce de formas de ver la vida y de trabajar que pueden provocar grandes desajustes en las formas de trabajo. 

Pero eso… eso lo dejamos para más adelante.