Trabajando la zona de confort.
Así pues, reconocido que es obligatorio trabajar nuestra zona de confort, la pregunta correcta sería ¿Cómo? ¿En que sentido podemos mejorar los factores accionables de nuestra zona de confort: principalmente nuestros conocimientos, habilidades y comportamientos? Si pensamos gráficamente en la zona de confort (imagínate una habitación, con su sofá cómodo de verdad, sus plantas, esa música que te mola, la piscina al lado, y el margarita…) y te dicen que tienes que mejorar dicha zona de confort, creo que existen dos estrategias posibles:
- hacerla más grande: expandirla, incorporar conocimientos o habilidades que aún no has desarrollado;
- hacerla más cómoda: profundizar, seguir aprendiendo en aquello que eres bueno, convertirte en un experto.
Expandiendo tu zona de confort.
Consiste en aprender aquello que no sabes; en comenzar a dominar aquello que hoy no conoces… en hacer lo que no practicas. Esta estrategia te convertirá en alguien más completo, te permitirá tener más conocimientos o habilidades nuevas. Y que puedes no tenerlas porque nunca te hayan interesado, porque te den pavor enfrentarte a ellas o porque nunca las hayas tenido que poner en práctica. Típico ejemplo: el de hablar en público. Habilidad que puede ser necesaria en ciertos trabajos pero que los de la generación X no hemos practicado en la Universidad (o con estrepitoso fracaso lo que provocaba un rechazo frontal).
Dependiendo del momento de tu carrera profesional puede haber cientos de habilidades a trabajar y lo mismo con conocimientos teóricos. Cuando hayas desarrollado estas habilidades nuevas, tu zona de confort será más amplia. Y estarás más a gusto haciendo un montón de cosas diferentes, lo que te dará soltura y polivalencia.
Existe un limitante muy importante en esta estrategia, el miedo a lo desconocido. Aquello que no sabemos nos produce cierto repelús, cierto rechazo, porque implica un cambio. Este es el motivo por el que la mayoría de artículos que yo tengo guardados en mi archivo digital sobre la «zona de confort» están relacionados con el coaching y el proceso de cambio. Sobre dichos momentos de cambio podemos encontrar frase como «Todo lo que quieres está más allá de tu zona de confort», «tus sueños están fuera de tu zona de control» y vuelvo a recomendar en este momento el artículo de @evacolladoduran «Nada crece en la zona de confort«.
Profundizando la zona de confort.
Pero existe una segunda forma de trabajar la zona de confort, que sería haciéndola más cómoda, o sea, ampliando o mejorando esos conocimientos y habilidades que ya tenemos. Haciéndonos unos expertos en un conocimiento o en una habilidad, tal y como se señala en el artículo de @zumodeempleo acerca de la conversión en talento de una habilidad que tengas.
Ese curso avanzadísimo de Analítica web, por ejemplo, que hace que sólo dos personas tengáis el conocimiento en una empresa. Esa tesis doctoral que te convierte momentáneamente en la persona que más sabe de este tema en concreto en un momento dado. O el desarrollo de esa habilidad de hablar en público que te convierte en el referente para hablar de tu empresa fuera de ella. Todo esto son ejemplos de como profundizar y asegurar tu zona de confort.
Hacerte un experto es una forma de apuntalar tu zona de confort. Es más difícil que alguien o algo la ponga en peligro. Vamos… que le acabas de poner una televisión de 40 pulgadas a tu zona de confort, o un sistema de sonido mejor, o una piscina más grande.
¿Son incompatibles ambas estrategias?
Si he de ser sincero… cuando empecé a pensar estos artículos lo hice porque me molestaba esa frase de «salta de tu zona de confort». Joder, si se está muy a gustito… que manía con abandonar este espacio tan rico. Pero cuando leí el artículo sobre la especialización, me dí cuenta de que esa posición tampoco puede ser dogmática. Será que como decía Aristóteles, en el punto medio está la virtud…
Creo que depende del momento. O mejor dicho, de tu momento y de tu carrera profesional. Por lo que yo he vivido (que empieza a ser una parte muy importante de mi vida, pero una ínfima parte de la vida del mundo, lo que implica que puedo estar perfectamente equivocado), hay momentos en la carrera profesional de uno en los que «la expertise» puede ser un punto muy potente. Pero esa misma «expertise» puede ser un factor limitante en un momento de desarrollo en el que no importaba lo bueno que eras con el excel, sino que también supieras manejar equipos, hablar en público y tener habilidades negociadoras.
Hace años leía la frase de que «si te conviertes en imprescindible en tu puesto en la empresa no podrás ascender porque nunca encontrarán a quien te pueda reemplazar». Pero hace poco leyendo sobre «marca personal» leía justo todo lo contrario. Será, como decimos los economistas, cuestión de encontrar el equilibrio.
Resumiendo mi pensamiento.
Lo que si he de reconocer es que con toda esta lectura y todos estos pensamientos, me he autoconvencido de que el momento de trabajar la zona de confort es YA MISMO. Siempre es el momento de trabajarla. Ahora bien, el mejor momento, el mejor de todos es justo el momento de máximo confort. Piénsalo bien, ahora que nadie te ataca, que tus jefes están contentoscon tu trabajo, que tienes el reconocimiento de compañeros y empleados, que la fama te precede, lo tienes todo controlado… ahora puedes escoger sin agobios, pensar si es momento de dominar eso del hablar en público, hacer el MBA o de irte a la escuela de gastronomía y aprender eso que siempre te gustó, donde está tu verdadera pasión, por si acaso un día toca pensar en el cambio.
¿Y vosotros? ¿En qué momento estáis? ¿En el de pleno confort? ¿Momento de cambio? ¿O momento de profundizar?
Aprovecho para agradecer los comentarios de @jeronimosanchez y de @evacolladoduran al artículo anterior que por alguna extraña razón tecnológica, blogger no me permite responder (si me autentico no puedo leer sus comentarios; y si cierro sesión no puedo responderlos). Gracias por vuestras opiniones. A Jerónimo espero que le haya merecido la espera de la segunda parte (a mi también me pasa con alguna de tus series). A Eva darle las gracias, por la frase (aunque sea anónima), por el artículo que no es anónimo sino tuyo y por el libro de «Marca eres tu» que me ha enseñado muchas cosas.