Ea, pues ya se ha ido el veranito (aunque no sus terribles calores) y con él se acabaron para muchos las vacaciones. Hasta los niños han vuelto al colegio y todos estamos recuperando las rutinas. Entre ellas, la de escribir después de leer algunas páginas de un cuento en la cama de Pablo. Curioso, cuando empecé a escribir este artículo en la terraza de un piso de Alicante, en uno de mis primeros días de playa. Se suponía que este texto iba a analizar si somos capaces de desconectar «del todo» en vacaciones… Al final, ha resultado que en vez de teorizar sobre el tema, me voy a servir de mi experiencia personal; y en mi caso, los hechos me permiten comprobar que sí, es bastante posible DESCONECTAR (si, con mayúsculas) durante las vacaciones (aunque no sea del todo).

Antes del descanso, y dado que este año hemos sido de los que empezamos «tarde» las vacaciones (aunque nunca es tarde si la dicha es buena), ya muchos de los blogueros que hablan de productividad habían publicado sus reflexiones (yo ya había visto fotos de las cañas que se estaban tomando muchos de ellos) acerca de si es posible y/o recomendable desconectar del trabajo en vacaciones. Os cito a dos como por ejemplo los artículos de Jeroen Sangers y de Jerónimo Sánchez, o el de Vanessa Tejada (gran descubrimiento tu blog) que se publicó cuando yo ya estaba caminando por la arena. Como siempre, las opiniones son muy diferentes y pueden acabar por ser opuestas en muchos casos. Y según la conclusión del autor tenemos consejos para ser productivos en este periodo estival o tenemos métodos para ponernos en modo «off» y olvidarnos hasta de las claves del ordenador (cosa que a todos nos ha pasado alguna vez, creo).

Mi objetivo para el verano era principalmente descansar; pero no quería estar totalmente fuera de juego. Sobre todo en lo que respecta al blog. Quería escribir un par de artículos, hacer algún pensamiento escrito, ordenar algunas ideas… Y de hecho prometo que llegué a escribir alguna línea como ya os dije. Pero oye… entre que sacar el portatil daba pereza, la conexión a Internet era a través del móvil o del punto de acceso de mi familia y tal… al final en dos semanas recargué una vez la tablet, pasados más de 10 días y porque Pablo me la quitó para echar un par de partidas a algún juego.

Así que realmente puedo decir que desconecté. No al 100%. Al final, el móvil con pantalla de 5 pulgadas es un buen sustituto para ciertas cosas. De hecho todos los días he revisado el mail del trabajo, que no se como será en otros casos, pero en el mío entre el 15 de agosto y el 23 apenas ha tenido actividad. Contesté a dos personas desde allí y he podido borrar todo lo que no era interesante ni requería nada a la vuelta (esto se consigue casi con ver el remitente y el título). Y he podido seguir leyendo los artículos de los blogs porque el sistema feedly/pocket/evernote también funciona en el teléfono.

Si alguno sigue mi cuenta de Instagram o en Facebook puede ver que mis vacaciones han sido completas. Playa, helados, cervezas, terrazas, puestas de sol, animales, cenas, mediterráneo, monumentos, castillos (de los de verdad y de los de piedritas como los de la foto), atlántico, palacios, piscina… Vamos, como el noventa por ciento del común de los mortales.

Y ya estamos de vuelta. Y algunos han aprovechado y también han hecho su resumen productivo de las vacaciones (ya ves Jordi que me sumo al carro). Unos han sido más productivos y otros lo hemos sido menos, pero siempre me queda el consuelo de que EL DESCANSO TAMBIÉN ES MUY PRODUCTIVO (a veces).

Espero que nos veamos mucho durante este curso y aprendamos mucho los unos de los otros (que ya hay por ahí grandes debates productivos).

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