A veces, estos temas de la efectividad personal (o de la productividad personal en su acepción más utilizada) saltan a la primera página de los periódicos nacionales. Bueno, la primera página es un decir. Digamos que si le das a la ruedecilla del ratón un rato hacia abajo (el scroll de los informáticos), acaban apareciéndote como una noticia más al lado de alguna desgracia de las que copan los titulares. El tema es que últimamente, en cuestión de un mes por ser más concretos, a todo el mundo (a dos periódicos de tirada nacional, por lo menos en su versión electrónica) le ha dado por hablar de los búhos y las alondras. Esto es, de aquellos que prefieren currar de noche o aquellos que prefieren madrugar para trabajar mejor.

Pero es más… en estos artículos no sólo se explican las diferencias que hay entre uno y otro y la base científica (los cronotipos, ritmos circadianos, etc). Personalmente, tras leerlos, me queda ese poso de pensar que, por lo que sea, los artículos tienden, basándose en estudios, a mostrar las bondades de levantarse a las 4,30 de la mañanaY esto acaba por crearnos un complejo que te cagas a los búhos, que yo creo que dentro de poco podremos ser apaleados por la calle (tómese todo el artículo con cierta ironía; bastante ironía, por favor). De hecho la lista de famosos alondras que han tenido un éxito profesional digno de ser comentado es impresionante; así como los ejemplos de profesionales más cercanos, desde el médico al panadero pasando por el experto en productividad personal. Pero a nadie se le ha ocurrido equilibrar la balanza por el otro lado; y me imagino yo que también habrá triunfadores en el bando de los que se van a dormir tarde… digo yo.

Y ojito con estas cosas. Que en este país salieron un par de artículos sobre lo sano que es correr y tenemos carreras de 5, 10, 21 o 42 kilómetros todas las semanas en cualquier ciudad de la península. Mis compañeros en Madrid ya no buscan a cual quieren ir; sino que van descartando fechas porque hasta su vida familiar comienza a resentirse. Tendré que confesar también que aparte de búho no me gusta correr… a riesgo de que me empecéis a «banear» de vuestra lista de blogs preferidos por tío raro.

Alondras: «A quien madruga Dios le ayuda».

Volviendo al lío. Se llama alondra a la persona que tiene facilidad para levantarse pronto por la mañana; en esas horas son más productivos y conforme avanza la tarde van perdiendo fuerza. Y cuando decimos pronto, podemos estar hablando de las 4 o de las 5 de la mañana. Y no son pocos. Yo tengo un gran amigo y referente personal que es alondra puro. Es también un lector de temas de productividad personal y de desarrollo profesional. Sé que sus equipos tienen un gran concepto profesional de él (yo también) y lo mejor de todo, es que aunque me cuenta sus horarios (y yo los míos) jamás ha intentado convencerme. Se levanta a las 4,30 y normalmente es el primero en hacer «+1» en mis artículos publicados la noche anterior. Creo que trabaja desde casa, se va al gym, desayuna como los campeones y curra como un cabrón (uno de los factores de éxito independientemente de madrugar o no hacerlo). A las 10,30 como muy tarde se va a la cama.

Búhos: «No por mucho madrugar amanece más temprano».

Por otro lado están los búhos: Gente cuyo rendimiento va mejorando con el día y que a última hora de la tarde pueden ser muy productivos. Se levantan más tarde (ojo, que pueden ser las 6 de la mañana o las 7; no es que les de el mediodía con las sábanas pegadas) y se acuestan más tarde. Y tengo compañeros muy productivos, eficaces, eficientes y efectivos con dicho comportamiento. Yo estoy en este grupo (en el de los búhos, no en el de los efectivos). Me levanto a las 7,00; a las 7,30 estoy levantando al crío; a las 8,00 lo dejo en el autobús y a las 8,30 (si el atasco de la M50 lo permite – gran razón para ser alondra y para darse cuenta de que no hay tantas o de que todos los búhos están en mi carretera) estoy frente al ordenador. Normalmente «el muete» se duerme antes de las 9,30 de la noche y entonces yo puedo sacar un par de horas para escribir este artículo, leer algún libro, repasar cosillas o hacer cualquier cosa antes de dormirme a eso de la medianoche.

Entonces… Búho o alondra.

Pues como se puede ver, ni siquiera el refranero se pone de acuerdo, así que… En mi opinión, aquello con lo que te sientas más confortable y aquello con lo que tu veas que eres más productivo es lo mejor para tí (suena a perogrullada, ¿no?) Por mucho movimiento que haya a favor del madrugador, puedo asegurar que hay peña que sería capaz de llenar las dos primeras horas de la mañana viendo facebook (como los hay a las 9 de la noche) y ser igual de improductivos. Al fin y al cabo, y viendo el ejemplo con mi amigo, los dos acabamos durmiendo más o menos las mismas horas (aunque tampoco hay acuerdo acerca de las horas de sueño necesarias)

Por cierto… que este no es un tema nuevo. Si nos volvemos a nuestros tiempos estudiantiles… ¿teníais compañeros que se quedaban chapando hasta las 4 o 5 de la mañana? ¿Y compañeros que se levantaban a las 5 de la mañana para estudiar? Pues ahí los tenías, búhos y alondras en tus años mozos de estudiante. Por cierto, es probable que ya desde entonces vengas arrastrando la costumbre… como es mi caso.

¿Y vosotros? ¿Sois búhos, alondras o va dependiendo del día, la cantidad de tarea, etc? Si sois búhos igual todavía retuiteáis el artículo esta noche. Si por el contrario sois alondras, lo podéis retuitear cuando os levantéis un par de horas antes de que yo lo haga. Con un poco de suerte, cuando el sol salga por la mañana, este artículo ya tenga un buen montón de vistas acumuladas.