Decía en el pasado artículo que ya nos hemos incorporado de nuevo al trabajo tras las vacaciones y que me estaba apoyando en 3 palancas en mi intento por volver más productivo de lo que me fui: la actitud (sin buena actitud no vamos a ningún lado); el día antes de volver al trabajo (del que ya habíamos hablado con anterioridad) y mencionaba una tercera palanca o factor que lo dejaba para el artículo de hoy: los hábitos. Sin duda alguna, otra palanca vital para ser productivo en tu día a día. Por eso, desde la vuelta al trabajo he recuperado hábitos antiguos y estoy incorporando hábitos nuevos, aunque he de reconocer que alguno de los que tenía también se han caído. Vamos con ellos

¿Qué es un hábito?

Un hábito es cualquier comportamiento aprendido que es repetido regularmente y de una manera automática. Vamos que lo haces sin darte cuenta, están automatizados y ni siquiera consumen energía porque ya están interiorizados. Un ejemplo de un hábito muy interiorizado es el cerrar la puerta de casa con llave. ¿A que alguna vez te has vuelto a subir las escaleras porque ni siquiera eras capaz de recordar de haber cerrado físicamente la puerta? Sin embargo habías cerrado la puerta y echado la llave, sólo que es tan automático que ni nos damos cuenta. Pues así hay varios en nuestra vida, como lavarse los dientes, o en mi caso darme las gotas de los ojos todas las noches. 

Y por supuesto, hay hábitos que nos permiten ser más productivos.

Los hábitos que estoy recuperando.

En mi vida familiar hay dos momentos muy claros donde debo aplicar mis hábitos para evitar que las cosas se compliquen: la hora del desayuno y la hora de la cena. En el primer momento porque hay que estar a una hora determinada en la parada del autobús y si no la ruta se va; en el de la hora de la cena: para que la hora de irse a dormir del pequeño no se retrase demasiado y empecemos a acumular sueño el para el resto de la semana. Mi desayuno, cambio de ropa, afeitado, etc debe estar antes de que a las 07,30 le despierte al crío para vestirlo, obligarlo a desayunar, tener todo listo y salir puntuales de casa. Por la noche, las horas de baño, quien hace la cena, cepillado de dientes y contar el cuento están dentro de un procedimiento de precisión suiza. Si salimos tarde, el día se complica para todos; si nos dormimos tarde, el día siguiente va a ser duro para todos.

En mi vida profesional no distingo estos momentos, sino que son comportamientos que intento mantener todo el día. Hay un hábito que estoy muy contento de haber recuperado: Anotarlo todo. Es la base de todo sistema de productividad porque si no puedes confiar en él antes o después se vendrá completamente abajo. Y anotarlotodo es clave para poder tener confianza en el sistema. La cabeza no está para recordar sino para pensar y cuando tienes un millón de cosas en la cabeza que simplemente son recordatorios de lo que tienes que hacer, entonces tienes dos problemas: 

  • No te concentras en lo que estás haciendo en cada momento, porque siempre vuelven esos pensamientos. Siempre está ahí eso otro que tienes que hacer y no te deja concentrarte en aquello que debería ser tu foco en ese momento.
  • No te puedes asegurar de que llegado el momento te vayas a acordar. Un ejemplo… ¿Cuántas veces has ido a la tienda sin lista de la compra y al llegar a casa con todo encima te das cuenta de que no has comprado las patatas para la tortilla?

El segundo hábito que estoy recuperando es el del ejercicio físico. Y lo añado en la parte profesional porque ya soy un convencido de lo bueno que tiene hacer ejercicio para rendir más. Relajas musculos, sueltas tensiones, tienes un tiempo para no pensar en nada… Yo paro al mediodía y vuelvo a la oficina con las pilas cargadas, para que negarlo. Acompaño esto con más hábitos saludables como el de las cinco comidas (ya me han hecho el comentario sobre el café con tostadas de las cinco de la tarde en el currelo), he vuelto a dejar la coca cola y evito las comidas copiosas. Todo esto me ha permitido en una semana recuperarme de los excesos navideños que se notaban bastante bien en la hebilla del cinturón y sobre la misma.

El hábito que estoy introduciendo.

Estoy incorporando un hábito a mi rutina diaria, normalmente en el momento del ejercicio, pero voy a probarlo en los trayectos en coche (hoy mismo he empezado sin dejarlo para mañana): escuchar podcast. Magníficos archivos sonoros con gran cantidad de conocimientos. Todos los días que he ido al gimnasio he escuchado varios de estos archivos. Por un lado los que en su día subió Berto Pena con el nombre de ThinkWasabi (el mismo que su blog), pero también estoy escuchando un podcast de “Aprendiendo GTD”. No tomo notas sobre los mismos, pero oye, los 30 minutos de cinta no solo te reformas físicamente sino que además te formas mentalmente (Menos sana incorpore sano, al fin…). No, está claro que no llevo ni los 21 días que dicen unos, ni los 66 que dicen otros. Pero de momento… visita al gym, podcast que cayó. Y ni tan mal.

Quiero ir incorporando nuevos hábitos, pero todo el mundo dice que sólo uno nuevo a la vez. Así que de momento me aguanto. Pero cada vez leo más sobre el tema de mindfulness y meditación y tengo ganas de ver si soy capaz de incorporarlo a la rutina mañanera. Pero lo dicho, únicamente cuando el del podcast ya esté implantado.

Los hábitos que se han visto afectados por el cambio en las condiciones.

Hay dos hábitos que se han visto modificados por cambios producidos en casa. Hasta las navidades, aprovechaba el tiempo que va desde las 21,30 (el niño se va a la cama) hasta las 00,00 (los papis se van a la cama) para “hacer mis cosas”. Normalmente estas eran dos actividades: Leer y/o escribir. Y no lo voy a negar… desde que hemos vuelto… me están costando. Y hoy he sabido explicar perfectamente el motivo. Desde la vuelta del verano nos acompañaba en casa mi suegra, y mi mujer y ella se hacían compañía en ese rato. Veían la tele y charlaban o discutían entre ellas. Y yo aprovechaba para leer blogs, webs y libros o me dedicaba a darle vueltas a los artículos de este blog. Pero a principios de enero mi suegra volvió a su casa y yo prefiero poder estar ese rato con mi mujer y hacernos compañía en vez de estar tecleando o leyendo. Habrá que encontrar tiempo para todo

Acabando que es gerundio.

Como veis, la vuelta a la «normalidad», el colegio, el trabajo, las extra escolares, los procedimientos diarios nos «obliga» a retomar hábitos, comportamientos casi automatizados que además nos permiten avanzar mucho sin casi cansarnos. Si somos capaces de incorporar esos hábitos productivos a nuestro día a día conseguiremos aumentar nuestra efectividad. ¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestros hábitos más productivos? ¿Habéis incorporado alguno nuevo últimamente?