No es la primera vez que hablamos del Feedback en este blog, de hecho quizás puede ser uno de los aspectos más tratados en el mismo junto con los temas de productividad. Y es que ayer por la noche, me encontré un programa en televisión que me hizo recuperar una idea que ya he comentado muchas veces con mucha gente sobre el «feedback» que damos y la forma en que vertimos opiniones. Y me llego a preguntar si existe un «tema cultural» en la forma en que damos nuestro parecer sobre cualquier tema. A todo esto, el programa no era en uno de esos canales de documentales que puede tener “el plus” (o como sea que se llaman las nuevas plataformas televisivas que no conozco). Era de Clan TV; sí, el canal de dibujos animados que ven nuestros hijos. Y el programa era ¡¡MasterChef Junior!! en su versión americana.

Para quien no lo conozca es un concurso de cocina entre aficionados (con un nivel muy elevado) y con sesiones de formación (que no se ven en el programa) de una semana a otra. El original es para adultos, pero hay una versión infantil en Navidad y este año han tenido una versión para famosos y todo. Los concursantes hacen platos y los jueces los valoran emitiendo su juicio tras probar los platos y muchas veces durante su preparación. Yo, ayer, me encontré con la evaluación final que tres chefs hacían de un pastel que presentaban los niños… vamos, los responsables dando feedback a los pupilos. Y me chocó lo diferente que resulta ese ejercicio en la versión americana y en la versión española.

Ayer, en la versión americana, todos los pasteles estaban buenos cuando los chefs probaban delante de los niños. Los expertos indicaban en algunos casos que las proporciones, la combinación de sabores o la masa podían mejorarse y allí mismo indicaban cual era la forma de mejorar (más tiempo de cocción, etc). Yo estaba asombrado porque en la versión española caen bastantes «collejas» (por favor, no es literal, sino metafórico) y después de la valoración de los jefes, muchos niños (y adultos) no pueden contener las lágrimas, cosa que ayer no pasaba. En aquel momento me picó la curiosidad y me quedé viendo el programa hasta el final. En esta versión americana y de cara a los niños, el trabajo estaba bien hecho y tenía opción de mejora. Posteriormente se ve la deliberación de los jueces y se escuchan los comentarios (esto en la española no sucede así). Y realmente parece ser que algunos pasteles estaban malos y otros estaban muy buenos. En ese momento los jueces deciden quien debe dejar el programa. Para comunicarlo, se llama a cuatro participantes, a todos ellos se les comentan cosas buenas y menos buenas y se señala qué dos participantes no estarán en la siguiente fase “porque no han alcanzado el mejor nivel de sus compañeros”. Ni una sola lágrima.

La versión española es más lacrimógena (a lo mejor esto también es una cuestión de caracter y cultural). Se comentan mucho más los errores que las virtudes, no recuerdo yo que se hable en positivo y muchas veces hasta se hurga en la herida. Y no me estoy metiendo con el jurado ni nada, pues creo que hacen su trabajo y si a la audiencia le mola… (yo no soy crítico de TV y además, lo cnfieso, suelo ver el programa). Para mi el tema está en si esto es algo común en nuestra cultura

Entonces recordé otro programa de televisión con dos versiones diferentes y que me resultaba igual de extremo en las diferencias de feedback: “el jefe infiltrado”. Para quien no lo conozca, un «jefazo» de alguna empresa pasa por varios puestos de la cadena de valor de su empresa, normalmente con su conocimiento de jefe pero su escaso conocimiento para los puestos en cuestión. Es cierto que uno puede dudar de la veracidad de estos programas, pero no es ahí donde yo quiero entrar; sino en los comentarios que los empleados vierten de la empresa al «nuevo compañero».

En la versión americana, los trabajadores muestran áreas de mejora al nuevo compañero. Si esto lo hiciéramos de esta otra forma seríamos más productivos; si cambiáramos este producto podríamos vender más, tengo esta nueva idea que podría mejorar este indicador… Todo va en un tono muy positivo. En la versión española… todo lo contrario. Mucha crítica, mucha destrucción y poco positivo. «Esto es una mierda», «arriba no tienen ni puta idea», «para que voy a hacerlo mejor si esto no lo soluciona nadie»… 

Es cachondo, porque la gracia del programa es que para acabar el programa, el jefe infiltrado llama a sus compañeros al despacho, que flipan cuando ven («Oh my god!!!») que su compi resulta que es el Director General y este les recompensa sus buenas ideas para mejorar el negocio con mejores puestos, mejoras salariales o regalos puntuales. En la versión americana, donde los trabajadores dan consejos en positivo tiene un pase; pero en la española, cuando Manolo ha estado despotricando hasta de la madre del Director… Bueno todo sea por el espectáculo.

En resumen, ¿tenemos una forma mucho más negativa de dar feedback los españoles que los americanos? ¿O solo tengo yo esta sensación? ¿Somos más ácidos en la crítica? ¿Hacemos crítica constructiva o destructiva? ¿Tenía razón Van Gaal cuando entrenaba al Barça y decía aquello de «Siempre negativo, nunca positivo«? ¿En el mundo de la empresa, alejados de las cámaras, también somos así? ¿O es que yo estaba ácido ayer por la noche?

Nos leemos.