Esta semana Phil, la marmota de Punxsutawney (Pensilvania, Estados Unidos) ha predicho que el invierno allí será largo. Y no es que esto nos afecte mucho por estos lares, pero es que el susodicho roedor y su día de fiesta, se hicieron mundialmente famoso gracias a la película «Atrapado en el tiempo» (traducción al Español del título que literalmente debería haber sido «El día de la Marmota» y que es como todo el mundo la conoce). Si no la has visto – pecado mortal – te la recomiendo y aprovecho para hacerte un resumen.

El periodista del tiempo (Bill Murray) acude al pueblo ya mencionado (no lo vuelvo a copiar y pegar) de muy mala gana con una nueva reportera, un cámara y una alta dosis de mal genio y actitud negativa para cubrir este evento muy relacionado con su campo, muy social aunque poco científico (para que negarlo). Asqueado de estar en aquel pueblo y con aquella gente, intenta «huir» esa misma tarde del mismo a pesar de la tormenta que se avecina. Sin embargo las carreteras están cortadas y deben volver a dormir al pueblo. Sin embargo cuando suena el despertador, se encuentra con que vuelve a ser el mismo día. El día de la marmota. La misma música en la radio, la misma gente en las escaleras, las misma conversaciones, los mismos hechos… Y esto le sucede una y otra vez… aunque delinca para acabar entre rejas, seduzca a la mitad de las mujeres del pueblo o se suicide de cuantas maneras se le ocurra. Sólo una cosa le permitirá que su vida avance otra vez a un ritmo normal. No voy a destripar el final, por si alguno no la ha visto.

Tu día de la marmota.

Yo conozco a mucha gente que vive su día de la marmota particular. Cierto que no suena la misma canción en el despertador todas las mañanas, pero viven una y otra vez la misma mierda de día (o de vida), la misma mierda de rutina (el transporte, los compañeros, la pantalla del ordenador) y siempre con la misma actitud de mierda. Y claro, ya lo decía Einstein: «Si siempre haces lo mismo, ¿por qué piensas que vas a tener resultados diferentes?»

Porque hay gente a la que le gusta vivir ese día de la marmota. O al menos lo parece. Porque no hacen nada por cambiar… por cambiar nada de nada. Esa gente que nunca e responde «Bien» cuando le preguntas «¿Qué tal?». Esa gente que está todo el día malhumorada, recordando la mierda en la que vive, el atasco, la cuadrilla de compañeros sinvergüenzas, el trabajo aburrido que hace, e incluso los marrones del colegio de sus hijos, etc etc.

Todo este montón de mierda sin embargo tiene solución, por increíble que parezca. Te voy a dar la buena noticia del día: abandonar tu día de la marmota sólo depende de tí. Y a falta de una, voy a dar dos soluciones.

Si no te gusta algo: Cámbialo.

Me encanta el esquema de la imagen. Es el resumen perfecto del artículo. Y quizás la primera pregunta (una vez te das cuenta de que no eres feliz) es la más importante de todas. «¿Quieres ser feliz?» Porque a lo mejor resulta que eres de esas personas que prefieren estar todo el p*** día reclamando. Si ese es tu caso, entonces sigue haciendo  lo mismo. Pero si realmente quieres que las cosas cambien, entonces pon algo de tu parte.

Ese atasco que coges todos los días… quizás si salieras quince minutos antes. ¿Que prefieres dormir? Entonces deja de quejarte. ¡Ah!, que la faena es lo lejos que te queda el trabajo de casa. Pues hay dos posibilidades: cambia de curro, o cambia de casa… o levántate quince minutos antes. ¿Sabes que hay gente dispuesta a chuparse el doble de atasco por tener la oportunidad de trabajar?

Es cierto que hay temas en los que te será más sencillo provocar cambios. El ejemplo de los quince minutos es muy simple, pero sin duda muy válido. Dejar tu empleo por cambiar de vida es más complicado (y según las situaciones personales de cada uno, aún más). Pero conoces a gente a tu alrededor que ya lo ha hecho y sabes que han sobrevivido; y lo mejor… es que ahora los ves más felices.

Si no te atreves a cambiarlo: entonces mejora tu actitud.

Pero a pesar de todo, voy a entender que seas incapaz de provocar un maremoto así en tu vida. Dejar tu empleo con 10 años de antigüedad y un salario que hoy no vas a poder encontrar en ninguna otra empresa son incentivos lo suficientemente grandes como para ponerse a hacer el doble mortal para atrás y sin red, mientras tus hijos te esperan en casa. Cierto. Pero en esta misma explicación están las palancas que te deben ayudar a cambiar de actitud.

Agradece el salario que tienes; y la antigüedad. Apaláncate pensando la suerte que tienes y lo agraciado que eres en tu situación. Búscale la vuelta al atasco aprovechando el tiempo que pasas en el coche escuchando algo que te guste; agradece el día de Santa Nómina o San Salario; aprovecha el tiempo con tu familia y aprovecha el tiempo que estás con tus compañeros en los que comentas las cosas buenas que pasan en vuestro entorno.

Y cuando te sorprendas una vez más cagándote en todo; o preguntándote porque el de al lado cobra el doble que tu si no pega un palo al agua; sin entender porque te tienes que chupar ese atasco todos los días… ese día vuelva al principio de este artículo, e intenta dejar atrás tu día de la marmota.

¿Y vosotros? ¿Habéis pasado alguna temporada viviendo vuestro día de la marmota?

Nos leemos.