Seguramente habréis escuchado todos hablar del experimento de los monos encerrados en una jaula a los que se les tentaba con un plátano y cuando alguno iba a por él se les regaba con un chorro de agua fría. Para quien no conozca el mismo, he replicado la versión del mismo que se da en una página de Microsiervos donde se describe del siguiente modo:
“Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos. Cuando uno de los monos subía la escalera para agarrar los plátanos los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que se quedaban en el suelo. Pasado algún tiempo, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua, de modo que cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo molían a palos. Después de haberse repetido varias veces la experiencia, ningún mono osaba subir la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo. Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue subir la escalera. Los otros, rápidamente, le bajaron y le pegaron antes de que saliera el agua fría sobre ellos. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.
A mí esta historia me parece una metáfora de la implantación de los cambios y la transformación en las empresas. Cuando un joven entra en la empresa y viene con sus ideas de cambio, sus compañeros, que ya llevan un tiempo en la empresa, rápidamente se oponen: “Aquí las cosas siempre se han hecho así” suelen señalar. En el entorno en el que se mueve el nuevo empleado y dados los sistemas de compensación y evaluación, el joven tiende a adoptar las viejas formas de hacer las cosas y evitar males mayores con el equipo. Conforme las personas que conformaban el equipo van saliendo del mismo y otras nuevas se van incorporando, la escena se puede repetir y puede llegar a suceder que los últimos en llegar sean tan entusiastas de las viejas formas como los que crearon la metodología implantada. Al final, puede que cambiemos a todo el equipo, pero las formas de trabajar de un equipo joven serán similares a las de sus compañeros 10 años atrás.
- La Dirección de la empresa es la que promueve el cambio y por lo tanto muestra con el ejemplo (“No digas las cosas, hazlas. Porque haciéndolas se dicen solas.” Woody Allen) que las cosas se pueden hacer de forma diferente.
- Los nuevos componentes vienen con tanta fuerza que están dispuestos a aguantar la presión de sus compañeros e intentar mantener sus cambios.
- Los miembros del equipo comprenden que su entorno está cambiando. Las nuevas empresas, mucho más jóvenes y sin prejuicios nacen bajo otro paradigma y son visibles para quien quiera estar atento a lo que se mueve fuera. Por este motivo puede haber personas mucho más receptivas a los cambios (la capacidad racional es la que nos diferencia de los monos) y que sirvan de ejemplo dentro de la organización.
Ya hemos comentado muchas veces en este blog que vivimos momentos de cambio y transformación: cambian las empresas, los procesos, los clientes, las formas de trabajar, el entorno en el que vivimos. Es indispensable estar dispuesto a adaptarse al cambio, tener una actitud positiva ante el cambio. Como ya hemos podido comprobar, la transformación no es un concepto tecnológico (o no exclusivamente tecnológico), sino humano. De las personas. Y aunque parezca que todos estamos dentro de este proceso imparable de cambio, todavía un 30% de las empresas reconocen en España no haber hecho absolutamente nada respecto a la Transformación Digital y sólo un 38% de las empresas señalan tener una Estrategia Digital.
Esto vendría a confirmar que en muchas empresas, el «Aquí las cosas siempre se han hecho así» sigue triunfando. ¿Y en la tuya? ¿Sigues haciendo las cosas del mismo modo que siempre? ¿O ya habéis comenzado la transformación? ¿Y tú, sigues intentando coger el plátano o eres de los monos que linchan a los nuevos?
Nos leemos.
Ooops, que ya casi me olvido. El experimento de los monos, por mucho que nos empeñemos en contarlo una y otravez, nunca existió.
La foto es de Matt Reinbold – Monkeys on a Banana en flickr