Interesante jaleo que se está montando con el papel de los becarios en los restaurantes de tres estrellas de la Guía Michelín, que sin duda puede ser ampliable a muchos otros sectores y empresas. Para quien no esté al tanto, bueno será situar la conversación. El pasado día 24 de abril El Confidencial me encontraba un artículo titulado «La miseria de ser becario de Adriá, Muñoz o Berasategui: 16 horas a palos y sin cobrar» bastante cañero. En él, muchos ex-becarios de estos restaurantes comentaban sus experiencias en dicho papel y las condiciones de trabajo en las que se desenvolvían. Y presentaban una realidad bastante dura. Y el mismísimo 1 de Mayo, Día del Trabajador, salía la réplica de los jefes: «Los chefs Michelin defienden tener becarios sin cobrar: «Para ellos es un privilegio»» . En este caso, son los chefs los que dan sus argumentos y se defienden de las críticas recibidas tras el primer artículo. Los «laboralistas» también han dado su punto de vista en otro artículo del mismo diario y hoy mismo día 4 de mayo todavía se vierten nuevas opiniones y comentarios en nuevos artículos sobre los motivos por los que un becario acepta trabajar gratis. No es mi papel señalar quien tiene razón, si es que la tiene alguien, y menos meterme en un sector que desconozco incluso como usuario.Pero los primeros artículos me sirvieron para pensar en este artículo sobre la figura del becario en la empresa actual y los últimos han ido ayudando a completar y ordenar algo más los pensamientos.
Mi experiencia personal.
Hace 17 años yo fui becario. Y aunque ha llovido desde entonces, he intentado no perder nunca ese «espíritu de becario» en mi desarrollo profesional. Posteriormente, nunca he tenido bajo mi responsabilidad a un becario; pero si he tenido a muchos trabajando a mi lado y siempre he intentado que fueran uno más del equipo y compartir con ellos todo lo que yo podía saber (por conocimientos y por viejo). Creo que ni más ni menos, lo mismo que yo viví (respecto a la relación con mis compañeros) en mi experiencia en una sucursal de una ya extinta Caja de Ahorros. En mis tres meses de beca empecé metiendo la pata el primer día: descuadre de caja por un recibo mal registrado (marqué 44.000 pesetas por un recibo de agua de 4.400); entendí lo que era la relación con el cliente (todavía en una oficina con un cristal de 6 centímetros de grosos entre nosotros); comprendí lo que suponía tener una responsabilidad en el trabajo y unos compañeros; acabé haciendo el mismo trabajo que hacía cualquiera de ellos (excepto entrar en la negociación de préstamos) y cobré una miseria por tres meses de trabajo, aunque como experiencia no tuvo precio. Desde luego, nunca acepté la beca por su retribución. Fue mi intento de entrar en el mercado laboral, cosa que no fue posible, pero sin duda me abrió muchas puertas de cara al futuro próximo que me esperaba.
¿Que está buscando un becario?
Cuando yo entré como becario en la Caja buscaba una primera experiencia profesional; ganar algo de dinero y meter la cabeza en una empresa a ver si de allí surgía una posibilidad de trabajo futura. Y creo que realmente esto no ha cambiado demasiado. Con un Máster recién acabado o acabándolo en dicho momento, las principales aspiraciones de un becario podrían ser:
- meter la cabeza en el mundo profesional, en una empresa y ver si suena la flauta de conseguir un empleo mejor pagado en dicha empresa;
- la posibilidad de aplicar parte de lo aprendido en las clases teóricas;
- ganar skills que no se podrían aprender en las aulas de una Universidad o Escuela de Negocios (¡¡gracias Clara!!);
- y rellenar una línea de Currículum a poder ser con una carta de recomendación a la salida de la beca si no se consiguió una plaza como se intentaba en el punto .
El dinero, es sin duda algo residual. De hecho muchos de ellos consideran que están pagando por trabajar. Pero siempre se gana algo (menos es nada) de dinero. Ver el apartado posterior sobre la remuneración
¿Que es lo que busca una empresa en un becario?
La pregunta siguiente sería… ¿y la empresa? ¿Es un becario un recurso barato? ¿Merece la pena formar a alguien simplemente por el coste reducido de este alguien? ¿O es una fuente de talento externa? No será el primer becario que acaba despuntando dentro de la misma empresa. ¿O acaban los becarios haciendo fotocopias, agendando reuniones y preparando cafés? Parece ser que esta última opción está totalmente descartada. Ni siquiera los propios becarios piensan así. Aunque si es cierto que esa visión del recurso altamente cualificado, preparado, capaz de soportar la presión a un costo muy bajo si se mantiene. Teóricamente, la empresa ayuda al becario en su entrada y acomodamiento al mundo profesional, a la vida laboral; y sin embargo a veces es complicado pensar que ese acompañamiento sea el objetivo real de la empresa.
Sobre la remuneración del becario.
Lo bueno que tiene escribir sobre temas de actualidad es que cada medio de comunicación aporta su granito. Hoy en El Mundo se señala que «el 58% de los becarios no percibe ninguna remuneración por su trabajo«, por lo que la situación referida en la motivación del artículo respecto a los restautantes de las estrellas Michelín es perfectamente aplicable a otros muchos sectores en cuanto a remuneración y también respecto a las condiciones de estrés (como nos recordaría la muerte del becario de Bank Of América tras trabajar 72 horas seguidas en Londres hace unos años).
Lo decía un par de párrafos más arriba, el dinero es un elemento residual y mucho más si lo comparas con la posibilidad de acabar contratado por la empresa. De hecho, gran parte de la desesperación de los becarios es ver como van pasando los años, y no consiguen tener un contrato en condiciones, con su cotización a la seguridad social, derecho a vacaciones y todos esos complementos que un trabajador considera normales en un contrato laboral.
¿Y cuantos se quedan finalmente en la empresa?
Pues sin duda alguna esto depende de inmensos factores que van desde el tamaño de la empresa, a su situación económico financiera, las necesidades de personal en ese momento y a las capacidades del becario. Si les preguntamos a los becarios… muchos menos de los que ellos quisieran, aunque es cierto que la de las becas no es sino una de las formas de entrar en la empresa y no tiene por qué ser la principal fuente de capital humano para las sociedades.
Y encima, para rematar, llega la transformación digital.
Existe además un elemento perturbador en la entrada de becarios en la empresa actual. El fenómeno de la transformación digital hace que el cambio generacional entre contratadores y contratados; entre empleados veteranos y becarios sea fuente de nuevos choques y roces.
Cuando yo era becario es cierto que podía tener más destreza en el manejo del ratón que mis compañeros, lo cual me proporcionaba una venta próxima a cero y más en el trabajo de «ventanillero bancachofo». En aquél entonces, más sabía el diablo por viejo que por diablo y se respetaban las canas. Vamos, que la veteranía era un grado y allí ibas, oías, veías y callabas.
Pero hoy muchos de los becarios pueden tener unos conocimientos aplicables al puesto de trabajo mucho mayores que los de la plantilla actual. Y eso puede generar problemillas con esa típica frase del «esto siempre se ha hecho así». Por no decir el roce que provocarán las motivaciones de las nuevas generaciones, que no entienden el «face time» o eso de quedarse en el puesto de trabajo para que te vean. Si además, quedarse aquí hasta las mil no va a suponer más opciones de entrar en la empresa… ya me vas a decir tu que motivo hay para alargar la jornada laboral hasta el partido de la Champions… Y eso, parte de los trabajadores de toda la vida no lo acaban de asimilar demasiado bien.
Resumiendo que es gerundio.
Que al calor de los artículos sobre los becarios de Jordi Cruz (licencia periodística por como se han sucedido los acontecimientos, porque los artículos referidos hablaban de una práctica del sector en su conjunto) resulta que en todos los sectores cuecen habas, pero que los propios afectados lo entienden como un mal necesario (lo cual, por supuesto, tampoco es obligatoriamente bueno). Ni que decir tiene que debe ser complicado para un becario de cualquier otro sector estar tan cerca del mandamás del negocio ni que le vaya a sacar tanto rédito a poner el nombre del jefe en el CV ni de cara a su siguiente beca ni de cara a su primer restaurante propio.
Sin duda, el papel del becario es complicado en la situación actual del mercado laboral y del empleo en general. Y que únicamente espero que estos puntos permitan reflexionar algo más sobre el asunto.
¿Y vosotros? ¿Sois becarios? ¿Qué os mueve? ¿Pasasteis por la etapa del becario? ¿Cuales eran vuestros objetivos en aquel momento? ¿Tenéis becarios a vuestro cargo? ¿Qué esperáis de ellos? ¿Qué esperan ellos de vosotros? Espero vuestros comentarios.
Ps: Con especial cariño para Miguel y Clara que pasaron por esta posición y que siguen luchando cada día en busca de oportunidades.
foto en Flickr: Jun Seita Open Kitchen in Action, New York Grill, Park Hyatt Tokyo