Workshifting: Diahana's Workshifting SetupDesde hace años el teletrabajo es una opción más, no es nada extraordinario ni ciencia ficción, o al menos no debería serlo. Las capacidades tecnológicas están ahí, disponibles, a un coste bajo, muy bajo. Un portátil y una conexión a Internet a través del móvil y ya está, un centro de trabajo en casi cualquier lugar del mundo. Y sin embargo, no parece que el teletrabajo sea una opción tan extendida como creemos, por lo menos en el país desde el que escribo. Puede que el coronavirus sea una excusa perfecta para que el teletrabajo se empiece a ver como una opción factible y verdaderamente productiva para muchas empresas. No claro, esto no vale para todas las empresas ni para todos los puestos de trabajo de una empresa, pero… ¿y si le damos una oportunidad? 

 ¿Que es el teletrabajo? 

El teletrabajo puede definirse como una forma de organización y/o ejecución del trabajo realizado a distancia, en gran parte o principalmente, mediante el uso intensivo de las técnicas informáticas y/o de telecomunicación. De esta manera quien contrata el trabajo no puede vigilar físicamente la ejecución del mismo (puedes ampliar información en esta web).

Sólo con la definición ya nos damos cuenta de que hay muchos trabajos que no se pueden hacer fuera de las instalaciones del empleador, pero hay otros tantos que sí. Con un ordenador y una conexión a Internet podemos replicar nuestro trabajo en nuestro domicilio, en un centro de trabajo compartido o en una cafetería incluso. Es cierto, que dependiendo de los trabajos, será necesario además de lo mencionado, ciertos sistemas de seguridad de la información: conexiones cifradas, acceso a los datos en servidores remotos… 

Y por supuesto es necesario cierta organización y regulación en la empresa para la que se trabaja. ¿Todos teletrabajando todo el tiempo? ¿Sólo una parte de la plantilla? ¿A tiempo parcial o jornadas completas? Sin duda, la falta de una organización del teletrabajo puede llevarnos a una entropía bastante potente, pero ¿hasta donde podríamos llegar con un teletrabajo bien organizado?.

¿Qué ventajas tiene el teletrabajo?

El teletrabajo aporta ventajas para el empleador y para el empleador, para ambos, no sólo para el trabajador. Empezamos por el currante: ahorro en tiempos de deplazamiento, productividad, organización… Pero ojo, que el empleador no se queda atrás: espacio, talento, compromiso… Vayamos poco a poco.

Desplazamiento: El trabajador se ahorra tiempo de desplazamiento hasta las instalaciones de la empresa. En ciudades pequeñas esto es menos relevante, pero para quienes vivimos en grandes urbes y en sus regiones metropolitanas… Voy al caso personal. Sin contar días en los que un camión de transporte de animales vivos tiene un accidente y corta tres de cuatro carriles, mi tiempo medio de ida a trabajo son unos 45 minutos ida y 45 minutos vuelta. Cinco días a la semana, y pongamos que 47 semanas al año. Unas 350 horas aproximadamente en desplazamientos. Eso son unos 14,5 días conduciendo. Si pudiera reducir mis desplazamientos al trabajo a la mitad de días y si pudiera hacerlo en horas «no punta»… ¿Podría ganarle unos 10 días a mi vida al año?

Productividad: Llegas al trabajo, subes en el ascensor, te juntas con los compañeros, el gol de Messi o el de Benzemá, la serie o el programa de la tele, las preguntas por la familia, o la movida del día anterior con el otro compañero. El cafetito al llegar y el de la media mañana con otra charla en la máquina del café. Las preguntas a la persona que tienes al lado sobre como se hace esto en el excel. El que viene desde la otra punta de la planta con el «¿tienes un minuto?». Las reuniones de «vamos a juntarnos un momento»… Quizás no sean sencillas de medir, pero estas interrupciones haberlas, haylas como las meigas. Y eso, cuando uno teletrabaja se puede reducir bastante, con el consiguiente beneficio

Organización: Me he ahorrado 45 minutos de ida al trabajo y pongamos que 20 minutos de interrupciones (he sido bueno en el cálculo, que seguro que son más) y posiblemente el ritmo de trabajo sea mucho mejor. Digamos que tengo 60 minutos para «hacer mis cosas». Igual aprovecho para acudir al ayuntamiento a llevar un papel o para hacer deporte calzándome unas zapatillas y saliendo a correr. Igual aprovecho y acudo todas las tardes a buscar a mis hijos al colegio. Igual me voy por las tardes al teatro, o al fútbol, o a un acto en la biblioteca…

Espacio: Esta es la primera de las ventajas del empleador. Si tengo bien organizado el teletrabajo. Si tengo rotando al 40% de la plantilla que no está físicamente en mis oficinas… ¿puedo tener unas oficinas más pequeñas? ¿Cuanto me supone el alquiler de las oficinas al año? EN esto no sabré hacer del todo bien los cálculos, pero seguro que puede ser una pasta.

Talento: La flexibilidad atrae el talento. Las condiciones flexibles en un puesto de trabajo atraen más que repelen al talento. Al nuevo y al ya existente (vamos, a los recursos humanos de toda la vida). Que seguro que hay quien prefiere tener una oficina donde acudir y tener un horario fijo a rajatabla, pero seguro que hay quien prefiere la flexibilidad en las condiciones laborales y os aseguro que este grupo crece por momentos. Sin duda que este punto puede ser discutible y más por lo que uno va leyendo en las ofertas de trabajo, pero esto da para otro artículo.

Compromiso del empleado: Si, «ceteris paribus» (como les gustaba esta expresión a mis profesores de economía para decir que el resto de condiciones eran similares), mi empleador me ha evitado los atascos, me permite organizarme en muchos aspectos de mi vida, me da libertad y encima descubro que confía en mí… ¿Como evolucionará mi satisfacción con la empresa? ¿Mi compromiso? ¿Estaré más contento? ¿Repercutirá esto en mi productividad? Vamos, yo creo que la relación es casi directa.

Desventajas del teletrabajo.

La verdad es que lo he pintado bonito, ¿eh? Seguro que no todo es de color de rosa. Seguro que hay elementos que hacen que esto del teletrabajo no sea tan maravilloso. Pues claro. Y además, y nuevamente, afectan a todos los intervinientes.

Socialización: el gol de Messi, el de Benzemá, las series, la familia, el programa de la TV, todo ello es parte de nuestra vida social. ¿Lo podemos eliminar así? ¿De forma tan directa y seca vas a quitar todo eso de tu vida? En el trabajo se socializa y existen las cervecitas a la salida del trabajo, el «afterwork» que lo llaman los modernos. Es algo que va con el trabajo y que podemos perder con un «teletrabajo extremo». ¿Os acordáis de una película de hace unos años (1995) de Sandra Bullock, La Red, donde a ella le suplantan la identidad porque nunca había ido a su puesto físico de trabajo?

Gastos personales: posiblemente, el teletrabajo casero obligue al empleado a unos gastos personales adicionales. No todo el mundo tiene un despacho en casa, un lugar tranquilo para trabajar, fibra óptica, etc Habría que incurrir en una serie de gastos para adaptar el entorno y además de aumentar una serie de gastos recurrentes, como la luz, o el gasto en comida (en algunos casos…)

Desvinculación: Del lado de la  este es un coste relevante también. Las personas pueden empezar a desvincularse de la empresa una vez que no están en sus instalaciones todos los días, rodeado de compañeros, mensajes institucinales, etc… algo a tener en cuenta.

Pérdida de control: Sin duda el mayor inconveniente del lado de la empresa y actualmente puede ser considerado el principal freno a la implantación del teletrabajo de forma generalizada a día de hoy. Esa pérdida de control sobre «donde están los empleados», que no sobre «que están haciendo» porque pueden estar sentados en la pradera de trabajo, a tu lado, pero estar pensando en la luna de Valencia, nace de una desconfianza previa del empleador sobre el empleado. Considerando que si no está en su sitio, no estará trabajando y, en mi opinión, es el principal motivo por el que el teletrabajo no despega en nuestra sociedad. Y sin duda, sea posiblemente equivocado. O eso o es que «piensa el ladrón…»

Las primeras veces que yo teletrabajé, solicitando el día para trabajar desde casa, anoté mis jornadas laborales al minuto. Recuerdo varias cosas: Empezar más pronto, pasar por varios momentos de «flow», tener una sensación de ser terriblemente más productivo y estar muy agradecido a mi jefe por haberme dado la posibilidad de teletrabajar, lo que implicó dos días seguidos ir a por el crío al colegio y tener toda la tarde para estar con él.

¿Y que puede aportar el Coronavirus a esta forma de trabajar?

A un amigo italiano, que vive en Milán, le han enviado a casa dos semanas y le ha pedido que teletrabaje desde allí. Ya no es una cuestión de confianza, es que en el momento en que escribimos hay un elemento que afecta a una necesidad más básica que el trabajo, la salud, y contener la infección es más importante que sacar el trabajo adelante. Pero… ¿y si resulta que con todo el mundo teletrabajando nos damos cuenta de que se puede confiar en nosotros, los trabajadores? ¿Y si el trabajo sale adelante con todo el mundo deslocalizado?

De hecho, para que negarlo, mucas empresas confían en el teletrabajo… en el teletrabajo desde las 21 horas en los días laborales y de 8 a cierre en los festivos o fines de semana. Quien sabe, quizás esta epidemia nos obligue a aceptar el teletrabajo como única solución (ojo a la consideración de la cuarentena como un estado de baja – esto da para otro artículo enterito) y el cumplimiento de los objetivos en este tiempo nos ayude a confiar en esta forma de trabajo en el día a día y podamos ayudar a mejorar la productividad de los empleados, de las empresas, mejorar el clima laboral y aportar en esa conciliación de la vida personal y laboral que tanto llena las bocas de muchos actores del mundo laboral pero que en muchos casos no pasa de ser un deseo.

¿Y vosotros? ¿Teletrabajáis? ¿O sois presencialistas? ¿Confiáis en las personas a vuestro cargo? ¿O preferís tenerlas en frente todo el día? Nos leemos.