TeletrabajoInicio esta nueva etapa de efectivarte (de esto ya hablaremos la próxima semana) con un titular un poco engañoso. No es mi conclusión personal después de varios meses de trabajar desde mi casa. Es más, creo que tras todo este tiempo, si algo tengo claro, es que bajo ciertas circustancias, el teletrabajo es una forma de trabajar tan válida como el trabajo presencial, y a veces es incluso mejor. Aunque en estos momentos, muchos de nosotros ya estemos volviendo a chuparnos grandes atascos a las principales horas de entrada y salida del trabajo/colegio y que muchísimas de las empresas donde el teletrabajo se puede implementar, hayan decidido ir a formatos híbridos cuando no totalmente presenciales.

Partamos de una base. El teletrabajo no siempre es posible. De hecho, esto de la pandemia lo dejo bien claro. Hay negocios donde o se está en persona o se cierra. Y muchos de estos puestos de trabajo son los que han sufrido (o agradecido) los ERTEs. Para estos puestos no está escrito este artículo. Pero si el día después del confinamiento estabas currando con un portatil en tu casa o lo podías hacer a las pocas semanas, cuando tu empresa se adpató a la situación (ya sea en equipos o procesos), si estabas dándolo todo en cualquier esquina de tu casa, entonces sí, este artículo puede ser aplicable a tu caso.

Otro punto que es necesario aclarar. No a todo el mundo le tiene que gustar el teletrabajo por decreto ley. No, no es obligatorio. Seguro que hay gente que echaba de menos el contacto humano, que prefiere estar cerca de sus compañeros, que necesita cierta actividad social… Es posible y totalmente comprensible. De hecho, lo que a continuación viene no es una proclama del teletrabajo por imperativo legal, es una defensa del mismo desde un punto de vista de la efectividad del sistema, una vez que yo si he tenido que escuchar «tenemos que volver a la oficina porque esto del teletrabajo no funciona».

Los primeros días de la pandemia, las primeras semanas, incluso los primeros meses, muchos descubrimos las ventajas de trabajar desde casa incluso en una situación tan extrema. Quizás por eso, quizás por demostrar a los jefes que aquello era posible, quizás por la presión del momento… quien sabe por qué, pero muchos empezamos a meter horas como si no hubiera mañana. Jornadas de 12 o 14 horas o más no eran tan extrañas. Quizás esto tampoco era tan diferente a la vida presencial. Pero las cosas salían… ojo: SALÍAN TODAS, SALÍAN BIEN o MUY BIEN e incluso a veces MEJORÁBAMOS LAS FECHAS DE ENTREGA respecto a nuestra forma de trabajo anterior y todos los jefes se mostraban muy contentos con esto del teletrabajo.

Comenzamos a volver a la oficina, más o menos el 50% del tiempo, hicimos aquello de las burbujas, hubo picos y valles en las idas presenciales al trabajo de acuerdo a la incidencia de la enfermedad y llegaron las vacunas y los procesos de vacunación masivos. Y en ese tiempo es cuando se empezó a oir aquello de que, en realidad, el teletrabajo no funcionaba, que la productividad estaba cayendo y que iba a ser necesario volver a la oficina. Y esto debió de ser algo bastante compartido. Incluso el diario económico Expansión sacó una serie sobre cómo iba a ser la vuelta a las oficinas en muchas empresas españolas. Incluso todos seguíamos lo que decían Apple, Amazon, Facebook o Twitter sobre el tema…

Nuca estuve en una discusión oficial sobre estos temas y lo que llegaba a nuestros oídos como empleados se refería a descenso de las videoconferencias, caídas en el número de correos enviados y descenso en el número de horas que la gente estaba conectada. Y normalmente sobre esa base se comentaba el descenso de la productividad de los equipos. Siempre pensé que aquello eran habladurías de pasillo, ya que al menos para mi, pero creo que si lo pensamos un poco todos estaremos de acuerdo, ni las reuniones/videoconferencias, ni los correos e incluso las horas sentado en la silla, ninguno de ellos es un indicador válido para medir la productividad de los empleados.

Cuantas veces hemos ido a reuniones en las que no pintábamos un carajo; en cuantos correos estamos copiados o cuantos correos envíamos que podrían ser evitables; y ya no diremos cuantas horas hemos metido sólo por el hecho de que se nos viera presentes… ¡¡¡Si es que muchos de ellos pueden ser considerados indicadores de la improductividad en las empresa!!!

Siempre consideré que en mi equipo el teletrabajo estaba funcionando, funcionando bien, diría que incluso muy bien. Yo me basaba en un indicador muy claro, el CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS. Los productos que teníamos que entregar, nuestros informes, nuestras presentaciones, nuestros cursos… salían en tiempo y en forma. No existía ninguna diferencia negativa respecto a la situación presencial, incluso me atrevería a decir que las diferencias eran positivas., con entregas por adelantado e índices de aceptación muy altos Y esos resultados se producían porque existían tres pilares que los hacían posibles: confianza, autonomía y comunicación contínua.

En el trabajo en remoto la CONFIANZA en las personas es clave, es necesaria y si se me permite… no es necesario ganarla, lo que es importante es que no se pierda. Yo tenía una confianza total en mi equipo. Los productos salían porque se les dedicaba las horas que era necesario. Y esto no siempre era de 8 a 20 o de 9 a 18 con una hora para comer. Había jornadas que empezaban antes, jornadas que acababan más tarde, jornadas en fin de semana, jornadas más largas y más cortas. Cuando volvieron los colegios había que ir a por niños, llevarlos a extraescolares, al médico o mil posibilidades más. Pero si no tenías hijos podías tener familiares que atender, o una vida que vivir (que ya nos hemos dado cuenta que sólo hay una y que a lo mejor se puede acabr de golpe). No necesitaba ver el semaforito en verde en su aplicación online. Se podía salir a las 16 y volver a las 20, o no volver, o aparecer un fin de semana, o pensar en el siguiente proyecto sin tener el ordenador encendido. Y eso es porque los objetivos se cumplían en fecha y en forma.

En el trabajo en remoto es muy importante la AUTONOMÍA. Lo es en el trabajo presencial, es uno de los elementos que verdaderamente nos motiva según Daniel Pink: autonomía, maestría o propósito. Pero en remoto lo es aún más. Es importante que el equipo se sienta autónomo en remoto, que no necesite de la presencia de un jefe al lado. Dicha autonomía además sirve para que las personas del equipo sean más proactivas y por ende, que cuando hayan cumplido sus objetivos sepan crear nuevos objetivos hasta recibir nuevas instrucciones.

Instrucciones que se reciben, junto con muchas otras cosas gracias a una COMUNICACIÓN CONTÍNUA. Esto era algo muy necesario al principio, ya no sólo por temas laborales, sino también por cuestiones persoanles. ¿Cómo estaban de salud las personas de tu equipo? ¿Sus familias? ¿Como estaban de preocupados / afectados? Es verdad que conforme avanzamos en la pandemia, conforme iban superándose las olas y más aún cuando llegaron las vacunas, esta preocupación personal, si existió al principio (pues no todos los jefes demostraron esa capacidad empática) se fue perdiendo. Junto con esa preocupación personal, que además debe ser sincera, deben comunicarse los temas laborales, los objetivos, el cumplimiento, el como va todo por el trabajo (no el lugar físico, sino la actividad)…

No quiere decir que el teletrabajo sea la solución óptima y que deba hacerse obligatorio. Lo que quiero decir con todo esto es que no debemos dejar pasar la oportunidad. No, ya estamos viendo que el teletrabajo no llegó para quedarse, pero no lo matemos porque la gente ya no escribe tantos correos como en abril del 2020 cuando todos estábamos encerrados sin remedio. No lo matemos porque desconfío de las personas y creo que no curran o porque me gusta levantar la cabeza y ver la pradera llena. No lo matemos porque quizás, si sabemos en qué debemos apalancarnos, el teletrabajo pueda seguir siendo una gran oportunidad y no una solución temporal.

Voy a ir terminando con esto que para ser el primero tras mucho tiempo me está quedando demasiado largo para mi gusto. Pero como siempre te preguntaría… ¿Y tú como has vivido el teletrabajo? ¿Tienes esa sensación de que ya estábamos siendo menos productivos? ¿O eres de la opinión de que es una frase errada? Nos leemos.